Puede parecer estereotipado, exagerado o incluso ridículo, pero para cualquier sevillano que se haya cruzado alguna vez con un cani no resultará muy sorprendente.
La realización podría haber estado mucho más cuidada, claro que podría haber tenido variedad de planos, pero se trata de permanecer fiel a la idea. La cámara es un simple testigo de una conversación entre dos chavales, ni más ni menos. No hay pretensiones artísticas.
El resultado tampoco deslumbra, pero quizás llame la atención a aquellos que tengan una idea preconcebida del pensamiento de los canis. Puede que divierta a quienes crean que es fiel a la realidad, y siempre habrá quien se queje de la baja calidad visual.
A mí, simplemente, me deja indiferente.
La realización podría haber estado mucho más cuidada, claro que podría haber tenido variedad de planos, pero se trata de permanecer fiel a la idea. La cámara es un simple testigo de una conversación entre dos chavales, ni más ni menos. No hay pretensiones artísticas.
El resultado tampoco deslumbra, pero quizás llame la atención a aquellos que tengan una idea preconcebida del pensamiento de los canis. Puede que divierta a quienes crean que es fiel a la realidad, y siempre habrá quien se queje de la baja calidad visual.
A mí, simplemente, me deja indiferente.
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